Genome editing in agriculture. Implications for society

Science and technology have had a major impact on society, and their impact is growing. By drastically changing our means of communication, the way we work, our housing, clothes, and food, our methods of transportation, and, indeed, even the length and quality of life itself, science has not only altered the way we live, it is also challenging the moral values and traditional way of organising society. In recent years, the need for a stronger nexus between the worlds of science and policy has been identified, but there is still much to learn about how to translate effectively between these two worlds.

This is why Re-Imagine Europa supports the establishment of a regular space to discuss how new technologies will impact society and – going beyond the usual science-framing – delve into the broader impact this will have on society.

The first edition organised together with the European Commission’s Science Advice Mechanism (SAM) will explore the possible impact on society of genome editing in agriculture. Genome editing techniques enable the development of a wide range of agricultural applications and the ethical, legal, social and economic issues of their use are discussed intensively. The debates touch upon people’s beliefs, values, and concerns, as well as the underpinning science.

This was highlighted by the public reactions to the Court of Justice of the European Union’s judgement of 25 July 2018 concerning the regulatory status of organisms obtained using new techniques of directed mutagenesis, including ‘gene editing techniques’, and by the Group of Chief Scientific Advisors’ own-initiative statement, published 13 November 2018.

Based on this scientific advice, Professor Rolf-Dieter Heuer and Professor Janusz Bujnicki will kick-start the discussions around the question: ‘Challenges and opportunities of genome editing in agriculture – is Europe prepared for them?’ The event will be structured as a high-level salon to allow for real exchange and discussions. Organised as a lunchtime event, after the initial keynote speech, the participants will be seated around five different tables, each table discussing a different angle of the debate to enter into the complexity of the ethical, strategic and far-reaching effects of this technology.

Professor ROLF-DIETER HEUER

Chair of the European Commission’s Group of Chief Scientific Advisors and Former Director-General of the European Organization for Nuclear Research (CERN)

Professor JANUSZ BUJNICKI

Member of the European Commission’s Group of Chief Scientific Advisors. Head of the Laboratory of Bioinformatics and Protein Engineering, International Institute of Molecular and Cell Biology (Warsaw)

Muchas gracias por venir a este nuevo acto de Euromind, la plataforma con la que he querido propiciar un acercamiento entre la esfera científica y la política.

El cambio climático es uno de los principales problemas del planeta.

Hay evidencias sólidas sobre el papel del CO2 en el efecto invernadero. Voy a citar solo dos: en 1859, John Tyndall demostró que la presencia de trazas de CO2 o de vapor de agua en la mezcla de gases de un tubo incrementaba considerablemente su temperatura. Y más recientemente, datos obtenidos por satélites de la NASA muestran que la Tierra emite calor al exterior salvo en las longitudes de onda que absorbe el CO2.

El CO2, así como el vapor de agua y otras moléculas, absorben radiación, lo que contribuye a que aumente la temperatura y a que se produzca el cambio climático. A partir de aquí se sigue que cuanto más CO2 haya en la atmósfera, más aumentará la temperatura debido al efecto invernadero. El efecto invernadero tiene una función reguladora muy necesaria: sin moléculas que causen el efecto invernadero, las noches serían heladas y los días abrasadores, como se constata en el planeta Mercurio. Con un exceso de CO2, el planeta podría convertirse en un infierno como Venus. La vida en la Tierra requiere, por tanto, de un equilibrio entre estos dos extremos.

Dudar de estos hechos es no respetar la objetividad científica. Es peligroso y absurdo.

Si el problema del cambio climático se redujera al ámbito de las ciencias naturales, ya estaría resuelto. Se trata, sin embargo, de un tema mucho más complejo.  Buena parte del incremento del CO2 que se produce en la atmósfera se debe a la actividad económica. Como los combustibles fósiles son tan baratos, su consumo ha permitido que cada vez un mayor número de individuos puedan abandonar la situación de pobreza extrema. Es el principal remedio para la pobreza, y lo que explica el aumento de la esperanza de vida en todo el mundo, y que cada vez se viva mejor.

El problema del cambio climático, por tanto, no es exclusivo de las ciencias naturales, sino que también concierne a la economía y, por supuesto, a la política. Yen las ciencias sociales  ni hay soluciones únicas, ni estas son perfectas. Por ejemplo, se puede optar por penalizar el uso de combustibles fósiles, pero está decisión obra en detrimento de los individuos más vulnerables de la sociedad y también de los países en vías de desarrollo.

Por este motivo el debate político es imprescindible y necesario. Es un debate que ha estado totalmente ausente en el parlamento. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que no haya habido ni una sola iniciativa política sobre energía nuclear, a pesar del papel que podría desempeñar para la solución de este problema?

Pese a lo mucho que nos va en juego, los debates versan más sobre emociones que sobre razones. Véase, sin ir más lejos, el catastrofismo ecológico, cuyos predicadores están llegando al punto de utilizar niños para movilizar a las multitudes. Si aceptamos que es un problema serio y en el que nos va el futuro, no entiendo que se pretenda que los niños sean los únicos que puedan expresarse legítimamente.

Otra forma menos sutil de impedir el debate es lanzar la acusación de “escéptico climático” o bien “negacionista” a cualquiera que cuestione las decisiones políticas. Ciertamente, hay individuos como el presidente de Estados Unidos, el Sr. Trump, que piensan que el cambio climático es un bulo creado por China para destruir la economía de su país. Durante estos días pasados he recibido mensajes de personas indignadas por haber invitado al Dr. Lomborg y al que califican de escéptico climático. Ya les avanzo que no lo es, por lo que a todos aquellos que hayan venido por que se sientan insultadas y quieran expresar su indignación, se han equivocado de sitio.

Como ya he dicho, poner en duda los hechos no tiene sentido. En estos años en los que he ejercido de diputada, he comprobado que en general el Parlamento Europeo tiene poco respeto por la opinión científica. A la mayoría de los políticos les ha dado absolutamente lo mismo que las agencias científicas europeas y del resto del mundo aseguren que los organismos modificados genéticamente son totalmente seguros, y tampoco hacen ningún caso de las garantías científicas que ofrecen determinados pesticidas si por razones ideológicas han decidido que hay que prohibirlos. Por ello no me congratulo de que de repente aparezcan tantos defensores de la ciencia y la razón. Para este tipo de políticos, la ciencia es un instrumento al que recurren cuando les resulta útil. Y en el tema del cambio climático, a muchos les viene bien calificar de negacionistas a cualquiera que quiera debatir sobre las distintas maneras de afrontar este problema. Para propiciar este tipo de debates impulsé Euromind, y con esa finalidad he invitado al Dr. Lomborg a hablar aquí.

Y ahora cedo la palabra a mi amigo Alejo Vidal-Quadras, que fue vicepresidente del Parlamento Europeo y que es Físico de formación, que va a ejercer de presentador y moderador del evento. Nadie mejor para un evento de estas características.