Existe una creciente preocupación por el futuro de las sociedades modernas en el contexto del cambio demográfico, caracterizado por bajas tasas de fertilidad, envejecimiento de la población y flujos migratorios masivos.
El «Libro Blanco» de 2017 de la Comisión Europea reconoce que una demografía humana en declive irá asociada a una disminución del poder económico y político. Estas tendencias tienen el potencial de limitar e incluso comprometer el futuro de la Unión.
Nos enfrentamos a un problema con consecuencias mundiales, regionales y locales.
Para entender el papel de las emociones en política, las neurociencias pueden llegar a ser tan decisivas como las ciencias sociales.
En la actualidad, hay más mujeres que hombres estudiando en la universidad, y las mujeres ocupan posiciones destacadas en esferas como la política, la economía o la ciencia. Aunque los tiempos en los que sufrían situaciones injustas parecen quedar atrás, sigue sin alcanzarse una igualdad plena. Estas diferencias suelen interpretarse como síntomas de que la sociedad sigue discriminando en contra de las mujeres, ¿pero es eso cierto?
En la actualidad, más de 500 millones de ciudadanos forman parte de la Unión Europea. Somos el mayor donante del mundo en ayuda humanitaria, una de las tres economías más poderosas del planeta, el primer socio comercial y el primer inversor extranjero en la mayoría de los países del mundo.
¿Por qué se recurre con tanta frecuencia a los embustes distorsionadores y por qué se extienden con tanta facilidad? ¿Por qué los mentirosos tienen éxito? ¿Qué puede hacerse si con esas mixtificaciones se consigue impedir que nos beneficiemos de avances tecnológicos en distintos campos? ¿Con qué herramientas contamos para combatirlas?