Cinco siglos de fake news. La leyenda negra frente a Europa

Presentación

Aunque las fake news parezcan un invento reciente,  la historia de España es el vivo ejemplo de que tienen una larga tradición. Los imperios no solo se han combatido con ejércitos, sino que también se ha recurrido a las mentiras y a las campañas difamatorias para derrotarlos. Las leyendas e invenciones generadas en un momento dado tienen la característica de seguir flotando alrededor de la víctima como si fueran satélites atrapados por la fuerza de gravedad. Y consiguen alterar la percepción real de dicho país, de modo que lo que ven los demás es un feo y distorsionado espejismo. El Imperio Español fue uno de los objetivos predilectos de estas campañas de bulos.

La historiadora Elvira Roca Barea, el filósofo Pedro Insúa y el científico Maarten Larmuseau desgranarán los entresijos de la leyenda negra. Roca Barea y Pedro Insúa lo harán desde las humanidades: la historia y la reflexión filosófica les servirán para identificar las falsedades y apartarlas como velos para que reluzcan los hechos solamente. Maarten, desde las ciencias naturales, se basará en estudios genéticos para desmontar una de las mentiras más extendidas sobre la presencia española en los Países Bajos.  Esta colaboración entre humanidades y ciencias es un ejemplo más de que el conocimiento es el mejor aliado contra las fake news.

Pedro Insua es filósofo. Ha publicado 1492. España contra sus fantasmas

Elvira Roca Barea es historiadora. Ha publicado Imperiofobia y la leyenda negra

Maarten Larmuseau es un genetista belga y autor de 70 scientific studies.

El foro EUROMIND, impulsado por la eurodiputada de la delegación de Ciudadanos Europeos Teresa Giménez Barbat, ahonda en la impugnación de la leyenda negra de la mano de la historiadora Elvira Roca, el filósofo Pedro Insua y el genetista Maarten Larmuseau. Entre los asistentes a esta undécima convocatoria se hallaba la embajadora de España en Bélgica, Cecilia Yuste Rojas, los europarlamentarios Maite Pagazaurtundúa, Enrique Calvet, Ramón Jáuregui y Juan Fernando López Aguilar, el psicólogo Robert Whitley y la presidenta de Aixeca’t, Alejandra López-Lis.

El Parlamento Europeo acogió el pasado martes 26 de junio una nueva edición del foro EUROMIND, lugar de encuentro entre política y ciencia que promueve y coordina la eurodiputada Teresa Giménez Barbat, y que en esta ocasión estaba dedicado a la refutación de la leyenda negra. El encuentro, que llevaba por título “Cinco siglos de fake news. La leyenda negra y Europa”, tuvo como ponentes el genetista belga Maarten Larmuseau, la filóloga e historiadora Elvira Roca Barea, y el filósofo Pedro Insua.

Maarten Larmuseau, investigador de Biodiversidad y Genómica Evolutiva en la Universidad Católica de Lovaina, abrió la sesión recordando la popularidad que han alcanzado los test que permiten desentrañar la genética poblacional de los individuos. Y ello pese a que, como subrayó el propio Larmuseau, haya una mayor variación genética entre individuos que entre poblaciones.

Esta curiosidad, recalcó, sigue especialmente viva en regiones como los Países Bajos o Flandes, donde se halla vinculada al arraigo de creencias y estereotipos sobre la supuesta huella genética de las “furias españolas”, formadas por soldados “borrachos, jugadores y pendencieros” al mando del Duque de Alba en el siglo XVI. El análisis del material genético, sin embargo, supone un jarro de agua fría sobre los aspectos más calenturientos de la leyenda negra, al no hallarse evidencias de trazas genéticas “españolas” recientes en las regiones históricamente más implicadas en el conflicto imperial. Larmuseau y sus colegas publicaron sus conclusiones en la revista American Journal of Physical Anthropology.

En el caso que nos ocupa, y en una ilustración de la consiliencia [1] a la que aspira Euromind, la evidencia genética converge con la histórica, pues, tal como apuntó Larmuseau, los Tercios no estaban formados mayoritariamente por españoles, sino por soldados de varias nacionalidades europeas, incluidos nativos de las regiones flamencas.

En su intervención, Roca Barea –autora del exitoso Imperiofobia y leyenda negra, del que se llevan publicadas 22 ediciones– profundizó en este mismo capítulo de la historia moderna, incidiendo en que “en el siglo XVII, apenas un 17% de los tercios eran españoles”. “Y el único privilegio de que disponían”, ironizó, “consistía en estar en primera línea en el campo de batalla”.

Roca subrayó, asimismo, que muchos de los oficiales de los Tercios eran, en realidad, flamencos: “El duque de Alba nunca estuvo solo ni rodeado de españoles. Lo que pasó en Flandes fue una guerra civil”. Este aspecto, según comentó, suele omitirse en los libros de texto, al igual que el hecho de que los Tercios sean el primer ejército de carácter nacional que vincula a todas las clases sociales.

Por último, reivindicó la memoria de quienes lucharon al lado de los Tercios españoles, así como la labor llevada a cabo por la Real Diputación de San Andrés de los Flamencos, una institución de caridad fundada en 1594 para atender a soldados pobres y peregrinos flamencos de paso por Madrid, y que en la actualidad pervive en la fundación Carlos de Amberes.

El filósofo Pedro Insua, inscrito en la corriente del materialismo filosófico o Escuela de Oviedo, fundada por Gustavo Bueno, se encargó de cerrar la sesión, cogiendo el testigo de la pregunta dejada por Roca Barea: ¿Por qué se cultiva esta versión de la historia que tan fácilmente conduce a la división y a la balcanización? Para Insua, el origen del concepto de la “Europa de los pueblos” radica en la “filosofía alemana” –o la “ideología alemana”, en el sentido que plantea Marx–. Herder, aseveró, “es quien funda las bases intelectuales de todo aquello contra lo que nos enfrentamos”, al elevar el sentimiento por encima de la razón, y situar la “raza” o “cultura” en el centro de la política.

Al término del acto, la eurodiputada Giménez Barbat se congratuló de que dos españoles y un belga se hubieran unido en defensa de la verdad. “En eso consiste el liberalismo post ideológico: en una política basada en la evidencia y la mirada puesta en el progreso y bienestar de los ciudadanos. Sin anteojos deformantes”, concluyó.

[1] Término acuñado por el biólogo Edward O. Wilson para describir la consistencia entre la perspectiva de las humanidades y la de las ciencias naturales.